La tierra la llevo puesta

La tierra la llevo puesta

Un recorrido por varios de los lugares donde empiezan los procesos creativos de las piezas de Olga Piedrahita.


Por

María José Rubiano

 

1. Sí, es una chaqueta de papel. No un papel cualquiera y tampoco fácil de conseguir: es de fibra de piña. Hecho en un lugar de las montañas de Santander, en un pueblito llamado Barichara. Allí, sentimientos y ganas de superación, impulsaron a 10 mujeres artesanas cabeza de familia, a crear la Fundación San Lorenzo, que haciendo papel de fibra de plantas, orienta sus esfuerzos para generar bienestar social y siembra semillas de aprendizaje en las familias y sus niños, para que la tradición no se desvanezca.

 

2. Tejiendo talentos con el deseo de valorizar diferentes objetos, Danielle Laforie combina el talento de dos apasionados artesanos para la creación de un producto de diseño que surge del tejido. Jorge William Salazar tiene habilidades innatas que lo hacen un verdadero artesano y es quien se encarga de tejer las figuras. William Castañeda, artesano orfebre hace “la magia” de recubrirlas con metal.

3.  Chaquetas del lienzo de la tierra. Hechas con telas que nacen del esfuerzo de muchas almas asociadas en Charalá (Santander) por la empresa social CORPOLIENZO, creada con el deseo de un grupo de mujeres de mejorar la economía de sus hogares y con la intención de recuperar el conocimiento indígena Guane, sobre su manera artesanal de fabricar telas de algodón, tesoro legado por sus ancestros.

 

4. Para obtener el material de las chaquetas de papel, durante varias semanas, las manos de las mujeres de San Lorenzo, cuidadosamente extraen la fibra de las hojas, la lavan, la blanquean y machacan, para así obtener su pulpa, que cernida en el bastidor sale ya en forma de hoja, la exprimen en la prensa y la cuelgan para secarla, alcanzando un rústico acabado liso y sin arrugas al repetir su prensado. Ver la historia además del resultado es lo que enamora.

 

5. De la habilidad manual del maestro Salazar nace una pieza animal tejida en palma de coco, que el orfebre Castañeda pinta, metaliza en cobre y baña en oro. Es fascinante ver como cada pieza es única y, en palabras de  la diseñadora, se engrandece la técnica artesanal y se le da una nueva vida al objeto.

 

6. Las artesanas de Corpolienzo ponen en práctica un conocimiento ancestral en un hermoso y paciente proceso, de horas y horas de trabajo, en el que cultivan, cosechan los copos de algodón separando las semillas, manualmente hilan, cocinan el hilo en cenizas, lavan en alumbre quitando impurezas, y luego, días y días de tinturado, llega el destorcido del hilado, para finalmente obtener las telas en trama y urdimbre en los telares. Es un proceso manual y rítmico que no se puede acelerar o transformar sin deterioros en su calidad. Solo así es que estas artesanas forman hoy las telas del lienzo de la tierra.